El siglo XXI es el siglo de las ciudades. Ya hay 2 con más de 30 millones de habitantes, 31 con más de 10 millones y 500 con más de 1 millón de habitantes. Aunque la calidad de vida está en las ciudades intermedias de hasta 500.000 habitantes, que todas tienen internet, centros comerciales, menor coste de vida y buenas comunicaciones parece que todavía no nos hemos dado cuenta.
Lo que sí sabemos es que la competitividad en el futuro de las ciudades se juega en el terreno de la movilidad. Las que la sepan gestionar serán competitivas y atraerán talento e inversiones y las que no quedarán atrapadas en el caos de la congestión y la contaminación.
En el mundo se están produciendo muchos cambios y muy deprisa y el de la movilidad es uno de ellos.
En Europa los grandes vectores del cambio en la movilidad vienen marcados por el cambio climático y la lucha contra la contaminación, el envejecimiento de la población, la cultura emergente de los jóvenes precarios e internet y las nuevas tecnologías.
Sobre el cambio climático recordar que la reducción de las emisiones ya está en la agenda de las grandes ciudades. Roma, Londres, Estocolmo, Oslo y Dublín tienen desde hace tiempo el peaje urbano para disuadir la entrada de automóviles al centro de la ciudad, otros los estamos haciendo a través del aparcamiento que cada vez es más difícil y caro, calmar el tráfico con la extensión de las zonas 30 es una realidad creciente y contrastada y todos anuncian medidas restrictivas para los episodios de alta contaminación.
A corto plazo, la preocupación por la calidad del aire nos está llevando a sustituir los motores diésel por los de gasolina para reducir las emisiones de NO aunque el diésel emite menos CO2 que la gasolina y aquí conviene recordar que el CO2 es el causante del cambio climático. Pero la calidad del aire es responsabilidad directa de los ayuntamientos mientras que el cambio climático les queda más lejos.
En el tema de las emisiones los vehículos eléctricos serán la solución. Los autobuses serán eléctricos o no serán, las motocicletas eléctricas ya son una realidad en el paisaje de las ciudades y el ciclomotor más vendido en el 2017 ya ha sido eléctrico y para los automóviles eléctricos, que nos está costando más de lo que parece, de momento ya tenemos los híbridos que son un paso adelante en la buena dirección.
Sobre el envejecimiento de la población recordar que en España ya son más de 8,6 millones los mayores de 65 años y que hay más mayores de 65 años que menores de 16 años y esto condicionará el futuro de la movilidad.
Los mayores de 65 años caminan mucho. Unos por prescripción médica y otros por razones de salud y esto nos lleva a que los desplazamientos a pie vayan ganando peso y protagonismo en las políticas de movilidad en nuestras ciudades. Todo apunta a que después de la bicicleta vendrán los desplazamientos a pie como prioridad y los desplazamientos a pie serán un gran motor de transformación de nuestras ciudades. Los obstáculos en las aceras, los tiempos de los semáforos y la señalización para peatones entrarán en el debate.
Y el transporte público vendrá condicionado por los mayores de 65 años que son y serán sus principales usuarios y que nos exigirán más y un mejor servicio. Las empresas de transporte público lo saben y están en ello.
La nueva cultura de los jóvenes nos lleva al cambio de la propiedad por el uso de los vehículos y aquí el coche compartido y la moto compartida irán ganando presencia en las grandes ciudades. Las grandes marcas como BMW, Mercedes o Renault están entrando, a través de la creación de sus propias empresas, en el mercado del coche y la moto compartida y las grandes corporaciones acostumbran a no equivocarse y a marcarnos el futuro. La cultura de compartir está en el ADN de las nuevas generaciones.
Los jóvenes son más sensibles que sus mayores a los temas medioambientales y de salud y nos traerán mayores exigencias sobre la calidad del aire y el cambio climático y una mayor presencia del uso de la bicicleta como medio de transporte.
Sobre las nuevas tecnologías e internet solo cabe decir que lo cambiará todo tal y como lo hicieron en su día la imprenta, la electricidad o el motor de combustión. Se hablará de un antes y un después con mucha más información, con muchas más opciones, más eficiente y todo a través del tercer brazo que es el teléfono móvil e inteligente.
Las aplicaciones relacionadas con la movilidad siguen creciendo de forma exponencial, las aplicaciones nuevas que integran las aplicaciones existentes ya están aquí, la conectividad entre vehículos y entre el vehículo y la infraestructura será un gran paso adelante para la seguridad vial y el comercio electrónico, que está creciendo a un ritmo del 20% anual, marcará las nuevas exigencias de la logística en la distribución de mercancías en la ciudad.
La ciudad del futuro apunta que será del transporte público, con muchos desplazamientos a pie y en bicicleta, con bastantes motos urbanas cada vez más eléctricas y con bastantes menos coches que estarán circulando todo el día para aumentar su eficiencia. El modelo es sugestivo y podría llevarnos a unas ciudades más humanas, más razonables y más saludables.
Pere Navarro
Consejero de Movilidad y Seguridad Vial de la Fundación PONS
Artículo original «La nova mobilitat urbana del segle XXI» publicado en el Diari de Girona.