La publicación de la DGT del Balance de Seguridad Vial 2017 ha confirmado algo que, desafortunadamente, ya esperábamos: los fallecidos por accidente de tráfico siguen subiendo. En 2017 fallecieron 39 personas más que en el año pasado.
De los datos publicados vemos que, aunque a veces de forma intermitente, la conducción distraída y la velocidad inadecuada se repiten como principal causa en los últimos años.
Con respecto al primero, son necesarias acciones de formación y concienciación, así como promover los valores inherentes a la educación vial desde la infancia, en el ámbito familiar y en el escolar. Por otro lado, la velocidad inadecuada, presente en más de uno de cada cuatro accidentes. Dado que 3 de cada 4 fallecidos lo son en carreteras convencionales, es necesario reducir la velocidad en estas vías.
Un estudio realizado en Bélgica sobre vías en las que se redujo la velocidad máxima de 90 a 70 km/h ha demostrado que la tasa de accidentalidad bajó un 5% así como un 33% los accidentes graves o con fallecidos. No olvidemos que Suecia, el país europeo con menor tasa de fallecidos por accidente de tráfico por millón de habitantes, con 27, tiene una velocidad máxima de 70 km/h en carreteras convencionales. Y en la mayoría de los que se sitúan por delante de España la velocidad máxima es de 80 km/h. Francia también se sumó al “club” de países con un máximo de 80km/h para sus carreteras convencionales. Con ello calculan salvar aproximadamente una vida al día, nada menos. Los países europeos parecen haber entendido que si se quieren bajar las víctimas en carretera, reducir la velocidad es fundamental.
También siguen aumentando los accidentes de usuarios vulnerables como los ciclistas (un preocupante 33%) y los motociclistas. Que España esté entre los países europeos junto a Italia, Alemania y Francia con un mayor parque de dos ruedas nos obliga a poner el foco con medidas específicas de protección para estos usuarios si queremos no perder el liderazgo internacional de nuestro país en cuanto a siniestralidad vial.
Vuelven a subir, y mucho -casi un 30%- los fallecidos en furgoneta por el auge del comercio electrónico. Además, un 30% de fallecidos en ámbito laboral lo hacen en accidente de tráfico, principalmente, en los desplazamientos casa-trabajo-casa. La formación en seguridad vial laboral debe jugar un papel fundamental en las empresas.
En cuanto a nuestro contexto más cercano, España, con 39 fallecidos por accidente de tráfico por millón de habitantes, sigue muy por debajo de los 51 de media de la UE en 2016. La mayoría de países delante nuestro (Reino Unido, Dinamarca y Países Bajos) han aumentado este ratio en 2016, al igual que nosotros. Sin embargo, la mayor parte de los que están detrás, lo han reducido.
Habría que esperar a tener los datos de vía urbana para poder establecer conclusiones acerca del desempeño de nuestro país y los de nuestro entorno en 2017. No olvidemos que en 2016 hubo un preocupante incremento del 18% de fallecidos, donde el 80% de las víctimas mortales fueron peatones, y usuarios de motocicleta, ciclomotor y bicicleta. Nada invita al optimismo, como nada nos gustaría más que la dichosa tendencia se rompiera este 2018. Tomemos cuanto antes medidas para que España no acabemos concluyendo que, en seguridad vial, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Shara Martín
Directora General PONS Seguridad Vial