DECÁLOGO DE CONDUCCIÓN RESPONSABLE: Los tips más seguros para tu viaje en Semana Santa
1º La conducción empieza antes de subir al vehículo.
¿Tú vehículo está en buenas condiciones?
El estado del vehículo es el gran olvidado. Preparamos las maletas, planificamos los detalles de nuestro destino y, a última hora, subimos al vehículo sin comprobar los sistemas y dispositivos principales. ¿Sabías que la mayor parte de los accidentes causados por el factor vehículo, se deben a un fallo mecánico por un mantenimiento deficiente?
Recuerda, al menos unos días antes, revisar el vehículo, ya que si sospechas que algo no funciona bien, estás a tiempo de pasar por un taller. Verifica el estado de los neumáticos, los frenos y la suspensión. ¿Has comprobado los niveles? ¿Y las luces? ¿Llevas la rueda de repuesto en buenas condiciones?
Comprueba que llevas los triángulos, los chalecos y la documentación obligatoria. Y, no olvides los teléfonos de emergencias.
¿El equipaje está bien colocado?
En caso de dar un frenazo los objetos que no están bien sujetos podrían salir proyectados y producir graves lesiones. Debes llevar lo imprescindible, no la casa entera.
¿Tu estado actual te permite conducir?
El cansancio, el consumo de alcohol o drogas, las enfermedades y tu estado emocional afectan a la conducción. Muchos accidentes comienzan por un malestar físico al que no damos importancia.
¿Has previsto las paradas cada 2 horas de conducción o cada 200 kilómetros? Es fundamental que aproveches los descansos para estar bien hidratado, tienes que evitar comidas copiosas o flatulentas y, por supuesto, nada de alcohol.
Aumenta la frecuencia de las paradas si las circunstancias son más exigentes para la conducción: lluvia, tráfico denso, carretera con muchas curvas, etc.
¿Sabes lo que te vas a encontrar en ruta?
Planificar tu viaje con tiempo es tu mejor aliado: estudia la ruta a seguir, consulta las previsiones meteorológicas, obras, atascos…
Si viajas con otros conductores, programa lugares de encuentro pero nunca circules en caravana con ellos. Otros vehículos se pondrán en medio y aumentarás tu estrés provocando situaciones peligrosas.
2º Antes de arrancar
Comprueba que todos los ocupantes llevan los cinturones de seguridad y los sistemas de retención para niños abrochados y de forma correcta (muchos no tienen carné y no saben cómo hacerlo). Los niños los primeros.
3º Olvídate del móvil.
Si lo llevas encendido será muy difícil que puedas resistirte a coger una llamada, mandar ese mensaje en esa recta “ahora que no viene nadie…”. Si usas un “manos libres”, conversación corta y “a lo que hay que estar”.
4º Programa el navegador antes de salir
Y no lo manipules durante la marcha. Si te equivocas de camino o dudas en tomar una salida, no reacciones de forma brusca. Seguro que encontrarás un lugar donde dar la vuelta y corregir el error. Muchos accidentes se lamentan por este motivo.
5º Viajar con niños puede ser una buena oportunidad de convivencia.
Programa actividades para hacer más entretenido su viaje. Tener agua y alguna “chuche” a mano también es conveniente. Busca la complicidad de otros mayores y consigue un viaje divertido.
6º La velocidad es el factor de protección más importante.
Un exceso amplificará tus posibles errores y además aumentará la gravedad del accidente. Conduce a la velocidad que te permita controlar siempre tu vehículo. Las carreteras convencionales son en las que más accidentes se producen; extrema en ellas tu prudencia.
7º Buen rollo.
De verdad, ¿vas a permitir que alguien que no conoces y, que seguramente no vuelvas a ver en tu vida, te estropee el día? Además, seguro que tú a veces también te despistas y cometes alguna que otra pifia. La agresividad al volante causa muchos accidentes. Disculpa los errores de los demás, acepta y pide perdón por los errores propios, no entres en “piques” y facilita las maniobras.
8º Haz que tus acompañantes disfruten del viaje.
A los que viajan contigo no les impresionan tus alardes de velocidad, cambios bruscos de carril, acelerones o frenazos. Estate atento a la carretera y a sus señales y no bajes la guardia en los desplazamientos cortos.
9º ¡Te juro que no lo vi!, ¡Apareció de repente!
Nadie causa un accidente voluntariamente, pero ocurrirá si no te acostumbras a mirar y remirar antes de adelantar, cambiarte de carril, girar en un cruce, incorporarte o abandonar una vía. Te tocará vivir con esa culpa. ¿Podrías hacerlo?
10º Ver y hacerte ver.
Tienes que tener más “luces” que tu vehículo. Llévalas encendidas aún de día y señaliza siempre las maniobras: ya no serás invisible para los demás. Mucho ojo con los más vulnerables: moteros, ciclistas y peatones aprovechan también estos días para disfrutar de sus rutas.