David Revillo Vidales, técnico de prevención de Riesgos Laborales de Fraternidad-Muprespa, nos concede una entrevista donde analiza la situación de España en materia de Seguridad Vial y explica la necesidad de invertir en formación y sensibilización en las empresas para reducir la siniestralidad vial.

¿En qué situación se encuentra España con respecto al resto de países de la Unión Europea en relación a las cifras de siniestralidad vial? ¿Son datos preocupantes?

Según los últimos datos aportados por la Dirección General de Tráfico, España continúa con una tasa de fallecidos por millón de habitantes de 39, lo que la sitúa en la octava posición en el ámbito de la Unión Europea, por debajo de la tasa media comunitaria, que se encuentra en 50.

En cuanto a la cifra, si nos comparamos con nuestros vecinos podemos valorarlo como positiva. Seguimos siendo un referente junto con los países del centro y norte de Europa  pero en el último año hemos bajado del quinto al octavo puesto y tenemos que tomar ejemplo de las políticas viales que siguen en los países de referencia como Noruega, Suecia, Suiza y Reino Unido.  De hecho en nuestro país, el año 2017,  ha supuesto el cuarto año consecutivo de incremento de fallecidos con motivo del tráfico.

Si apartamos las cifras, desde el punto de vista de la seguridad y salud el dato es preocupante. Solamente con que una persona sufra una lesión con motivo del accidente de tráfico es motivo para tomar acciones que mejoren la seguridad vial.  Imaginemos por un momento que esa persona lesionada o fallecida con motivo del tráfico fuera nuestra pareja, amigo o compañero de trabajo  y nos daremos cuenta de importancia de conseguir el objetivo de cero accidentes.

Aunque en nuestro país se ha avanzado mucho en seguridad vial, aún vemos imprudencias y tipos de conducción temerarias. ¿Qué se puede hacer a nivel colectivo para mejorar los hábitos de conducción y en consecuencia crear una mayor cultura de seguridad?

Por desgracia sí, cada vez que nos desplazamos como peatón o como conductor de un vehículo seguimos observando imprudencias como son, entre otras, el exceso de velocidad, no respetar prioridades,  influencia del alcohol, drogas y medicamentos,  la agresividad o distracciones principalmente por el uso del teléfono móvil.

Son comportamientos inseguros y  temerarios,  que están ahí delante de nuestros ojos y que hasta que no desencadenan en un accidente vivido en primera persona,  no somos conscientes de sus consecuencias.

A nivel colectivo todos podemos y debemos mejorar la cultura de seguridad: los organismos públicos e internacionales adaptando normativas y realizando campañas de sensibilización a la sociedad;  las empresas realizando planes de movilidad para evitar los accidentes de tráfico tanto en desplazamiento como al ir y volver al trabajo;  y los profesionales que nos dedicamos a la seguridad vial  mejorando nuestros conocimientos teórico-prácticos para contribuir a que las  personas que asisten a nuestras jornadas  consigan cambiar de una manera efectiva la percepción del riesgo vial perdurando en el tiempo.

Por último, quiero resaltar que el foco de actuación en el tráfico deben ser la sensibilización y  concienciación de las personas  Es cierto que necesitamos mejorar nuestras carreteras y que existen vehículos más seguros que minimizan el riesgo y consecuencias de tener un accidente,  pero trabajar sobre el factor humano para conseguir un cambio de comportamiento en la conducción  es clave. Al fin y al cabo, es la propia persona quién decide, hasta que el coche autónomo no diga lo contrario,  circular por encima del límite de velocidad, conducir habiendo bebido alcohol o como peatón si cruza o no por el paso de peatones.

Hay empresas que tienen índices de siniestralidad vial muy elevados. ¿Crees que las empresas pueden hacer algo más por evitarlo?

Las empresas pueden con distintas acciones mejorar la seguridad vial en sus trabajadores con medidas preventivas que actúen sobre el factor humano, vehículo, el  entorno o vía y  la gestión de desplazamientos.  El compromiso de la Dirección es clave para conseguir alcanzar la cultura vial  desde la política de seguridad y salud en la empresa,  así como la consulta y participación de los trabajadores.

La herramienta de partida en toda empresa debe ser la realización de un Plan de Seguridad Vial en la que se incluya una correcta evaluación del riesgo de sufrir un accidente de tráfico por cada puesto de trabajo. Necesitamos conocer  qué trabajadores tienen mayor probabilidad de sufrir un accidente de tráfico en función de su movilidad  y equipo de trabajo utilizado.  No es lo mismo conducir un autobús de pasajeros que un camión de transporte de mercancías peligrosas,  conducir de noche o  de día, con lluvia  o nieve,  desplazarnos como peatón o bicicleta, o circular por una autovía que por una carretera convencional.

A día de hoy todavía son muchas las empresas que ni siquiera tienen realizad  este Plan de Seguridad Vial. En los planes ya desarrollados las empresas tienen focos de actuación que pueden mejorar para su implantación.

En relación al factor humano realizando acciones de formación como son cursos prácticos de conducción segura y eficiente en función del tipo de vehículo, y acciones de sensibilización como son  campañas informativas en épocas estivales  u organización de jornadas de sensibilización sobre alcohol, drogas y medicamentos dirigidas a familiares y empleados.

En el factor vehículo de empresa, es muy importante que  el mismo se encuentre al día tanto en la Inspección Técnica de Vehículos como en los mantenimientos preventivos y correctivos en función de lo indicado en el manual del fabricante. La empresa debe disponer de un procedimiento en el que se defina cómo se hacen este tipo de mantenimientos indicando  los responsables así como el papel que juega el conductor en materia de seguridad y salud  a la hora de comunicar incidencias sobre el vehículo o vehículos utilizados. Si el vehículo no es de empresa y el trabajador lo utiliza con motivo del trabajo, también es importante llegar  a acuerdos con talleres para facilitar las revisiones y mantenimientos de los vehículos privados de los empleados, especialmente antes de las épocas de vacaciones.

En lo que se refiere al entorno o la vía, las empresas pueden informar a sus trabajadores de cuáles son las rutas más seguras o del estado del tráfico en función de la época del año. Por último,  de cara a mejorar la gestión de los desplazamientos y ser más sostenibles,  las empresas pueden fomentar el uso de coche compartido, bicicleta o flexibilidad de horario de entrada y salida.

Los accidentes in itinere y en misión suponen un alto porcentaje de los accidentes laborales. Dado que les afecta de forma directa, ¿cuál es el papel de las mutuas respecto a los accidentes de tráfico laborales?

Fraternidad-Muprespa, como Mutua Colaboradora con la Seguridad Social,  presta asistencia a los trabajadores de nuestras empresas asociadas que han sufrido baja con motivo de  un accidente de tráfico tanto en desplazamiento como in itinere (al ir o volver del trabajo). En este sentido, las mutuas  ayudamos al trabajador a una correcta reincorporación del mismo a su actual puesto de trabajo. El hecho de estar en contacto directo con las consecuencias del accidente durante la asistencia a nuestros pacientes nos hace ser muy sensibles al problema.

Pero nuestro campo de actuación con respecto a los accidentes  de tráfico no se limita a la parte asistencial, sino que nuestros esfuerzos radican en prevenir este tipo de accidentes y sus consecuencias, desarrollando  una sólida cultura de seguridad vial en nuestras empresas asociadas. Los accidentes nunca son deseados, primero por la salud de la persona y su entorno,  y  también por las consecuencias sociales y económicas que genera. Hablamos de un desarrollo de cultura de seguridad vial en las empresas desde la inversión, creyendo en la prevención como un camino para mejorar la salud  de los trabajadores y ser más productivos.

Supongamos el caso de que soy el gerente de una empresa que tiene una alta siniestralidad vial, ¿de qué forma me puede ayudar Fraternidad-Muprespa a reducir los accidentes de tráfico entre mis trabajadores?

Fraternidad-Muprespa siempre ha sido sensible a la siniestralidad asociada al tráfico. Dentro de nuestras funciones, como Mutua Colaboradora con la Seguridad Social,  realizamos una gran cantidad de acciones gratuitas para reducir la siniestralidad de nuestras empresas asociadas.

En relación al tráfico, llevamos acciones divulgativas dentro de nuestra oferta educativa que abordan los accidentes de tráfico en modalidad presencial y on line, desarrollamos acciones de sensibilización y concienciación a través  de videos,  manuales, trípticos, dípticos, carteles  e infografías disponibles para descarga a través de nuestro portal web Previene.  Me gustaría destacar de forma especial nuestro proyecto “Taller de Seguridad Vial con realidad virtual inversiva” en la que dentro de nuestra línea de I + D utilizamos la realidad virtual para generar cambios de comportamiento en las personas que asisten a nuestros talleres. Por último, cada año celebramos la Semana de la Seguridad Vial en el que llevamos a cabo distintas acciones en todas nuestras delegaciones a nivel nacional encaminadas a mejorar la cultura vial de toda la sociedad  ya que consideramos que la seguridad vial es un asunto que nos ocupa y preocupa a todos.

Hemos hablado del taller de seguridad vial donde se utiliza la realidad virtual como herramienta de concienciación y sensibilización. ¿Qué aplicación tiene la realidad virtual en este campo?

La realidad virtual está siendo muy utilizada en el campo de la formación.  Dicen que una imagen vale más que mil palabras y todos lo hemos comprobado en alguna ocasión, por lo que vivir experiencias en primera persona permite una mayor integración de los conocimientos y  una mayor empatía por las situaciones que estamos experimentando.

En seguridad vial ya se ha utilizado desde el punto de vista sanitario y docente para el tratamiento de fobias al volante o simular experiencias en autoescuelas a través de videos 360 grados. En Fraternidad-Muprespa, hemos desarrollado  un aplicativo de realidad virtual  basado en seguridad vial , en el que los trabajadores pueden vivir experiencias de conducción en un entorno seguro y ameno bajo la exposición a distintos factores de riesgo como son: condiciones climatológicas adversas, somnolencia, embriaguez, conducir bajo los efectos de las drogas  o medicamentos, distracciones (incidiendo en el uso del teléfono móvil),  así como otras que la propia persona debe descubrir durante el uso del aplicativo.  También hemos desarrollado un vídeo en 360º, llamado “No dejes a la suerte lo que depende de ti” donde nos podemos sumergir en una historia basada en tres personajes diferentes donde la seguridad vial es el hilo conductor.

Precisamente el éxito de la realidad virtual radica en esa labor de concienciación que ejerce  sobre las consecuencias de nuestro comportamiento sin poner en riesgo real a los usuarios. Es decir, la realidad virtual permite cambiar nuestra percepción del riesgo sin la necesidad de sufrir un accidente real.

¿Cuál es el feedback que os transmiten los trabajadores tras asistir al taller de seguridad vial?

A nuestros talleres acuden personas con distintas responsabilidades en materia de seguridad y salud.  El feedback que recibimos una vez que han realizado al taller de seguridad vial con realidad virtual está siendo muy positivo. Los asistentes son partícipes y protagonistas de la historia con el uso de la realidad virtual,  lo que nos permite profundizar en el cambio de la percepción del riesgo y comportamientos de los mismos al volante.

Nuestro principal atractivo dentro del taller es la realización de prácticas de conducción con realidad virtual,  pero también utilizamos otras herramientas como dinámicas de  grupo,  gafas que simulan visión bajo los efectos del alcohol o drogas,  software que simula la cantidad de alcohol en sangre en función de la ingesta y condiciones del individuo,  que todo en conjunto ayuda a conseguir  un cambio de comportamiento en la conducción desde la parte emocional.

En el transcurso del mismo,  se produce un interesante debate e intercambio de buenas prácticas en materia de seguridad vial.  Al finalizar el taller,  la persona es más consciente de  la responsabilidad que tenemos cada uno en materia de seguridad vial,  los actos inseguros  que cometemos durante la conducción y que podemos corregir,   así como darle más importancia a las consecuencias que genera nuestro comportamiento inseguro al volante para cambiar nuestra percepción del riesgo.

Cuando un trabajador asiste al taller de seguridad vial, ¿cuál es su actitud antes y después de asistir al mismo? ¿Se consigue cambiar la percepción del riesgo?

La experiencia nos está demostrando que sí por el feedback que nos transmiten los asistentes.  Hay algunos que entran con la creencia de ser buenos conductores pero cuando hablamos de hacer autocrítica en materia de seguridad todos llegamos a la conclusión de que en nuestro día a día realizamos comportamientos inseguros.  Una vez conscientes de este comportamiento lo que debemos es cambiarlo y corregirlo. Por ejemplo, si me encuentro cansado  debo descansar, si estoy tomando un medicamento debo valorar si es apto para la conducción, si he ingerido alcohol no debo coger el vehículo o si el vehículo está en malas condiciones debo  proceder a su mantenimiento.

Podemos afirmar que conseguimos cambiar la percepción del riesgo. Hemos tenido testimonios muy gratificantes sobre personas que ya no utilizan el móvil en el vehículo tras su paso por el taller,  que conducen de una forma más preventiva  o han dejado de beber una copa de vino o cerveza al volante.  En un futuro nos gustaría cuantificar cuánto dura ese cambio de percepción de riesgo en el tiempo que tendrá un componente subjetivo en función de distintas variables, pero hasta la fecha estamos satisfechos por el camino que vamos sembrando.

Cada vez más se oye hablar del futuro de la movilidad, con vehículos más eficientes incluso con la llegada del coche autónomo. ¿Crees que la forma en cómo nos movemos hoy será considerada como la prehistoria dentro de 15 ó 20 años?

Es la pregunta del momento. Creo que el coche autónomo a niveles 4-5  llegará antes de lo esperado,  sobre todo en sectores como el trasporte de pasajeros y mercancías en cuestión de 15-20  años.  Eso sí, en esta llegada se necesita una infraestructura que creo comenzará a implantarse en las grandes ciudades para itinerarios definidos,  conviviendo con los actuales niveles de movilidad. Ahora mismo me resulta complicado visualizar un vehículo autónomo en zonas rurales.

En el camino de automatizar los vehículos tendremos que resolver el debate legal sobre responsabilidades en caso de siniestros de tráfico porque el factor humano tendrá a priori menos importancia. Las compañías aseguradoras, normativa de tráfico y licencias de conducción van a tener que adaptarse a la introducción de estos niveles de conducción autónomos.  Desde el punto de vista cultural-social preveo complicaciones a la hora  de cambiar el chip a una sociedad que a día de hoy nos gusta conducir y tener el control sobre el vehículo.

Nuestra movilidad presente y futura, también camina por la preocupación medioambiental y proteger la salud de las personas.  Considero que en el futuro se irá implantando cada vez más el uso de la bicicleta así como el caminar-pasear como modo de desplazamiento,  o el uso compartido de vehículos (car-sharing),  y nuestras calles llenas de vehículos irán cediendo paso a las personas.

La conducción avanza a la par que los avances tecnológicos donde los vehículos cada vez disponen de más ayudas a la conducción pero por otro lado supone una fuente de distracciones como puede ser el móvil. ¿Crees que la tecnología tiene más ventajas que inconvenientes para reducir los accidentes de tráfico?

El avance tecnológico en el desarrollo de los sistemas de seguridad activa y pasiva de los vehículos supone beneficios para reducir los accidentes de tráfico.  Es fantástico disponer en la actualidad  de vehículos con sistemas de ayudas a la conducción (ADAS) que a través de una alerta ante un posible peligro o la toma del control de varios sistemas por parte del vehículo facilitan evitar o mitigar las consecuencias de dichos accidentes.

Estos sistemas reducen el factor humano como causa del accidente  pero también vienen acompañados de una disminución de la percepción del riesgo o posibilidad de distracciones por el exceso de información.  Si yo adquiero un coche con mayor equipamiento de seguridad  disminuye mi percepción del riesgo y puede implicar que circule a más velocidad de la permitida, que realice adelantamientos más arriesgados en carreteras convencionales o  que no guarde la correcta distancia de seguridad. Además,  puede ser una fuente de distracciones por exceso de información en los avisos que recibe el conductor como nos sucede con el teléfono móvil.  Para evitar estos inconvenientes,  es clave la formación y sensibilización de la persona que utiliza el equipo para realizarlo en condiciones de seguridad.  Esta formación debe ir adaptada a la persona,  ya que, si nos ponemos al volante de un vehículo que es muy seguro pero no estamos familiarizados con el mismo puede ser contraproducente.

Un último ejemplo lo tenemos cuando desplazamos a nuestros hijos en nuestros vehículos y  en la silla que elegimos y utilizamos para realizarlo.  De poco  me sirve que sea la mejor silla del mercado,  si no la instalo de forma correcta por falta de formación y experiencia.